Información de interés

La finalidad de este blog es meramente divulgativa y cualquier persona (docente, alumno/a o aficionado/a a las Ciencias Sociales), puede hacer uso y disfrute de sus contenidos.
Para su confección he usado materiales (imágenes y vídeos) que entiendo otros usuarios han compartido libremente por Internet. Si alguien se siente ofendido por alguno de los contenidos o no está de acuerdo con el uso dado al material utilizado, le ruego lo comunique por correo electrónico o a través de un comentario en este blog. Gracias

Tema 3º Restauración, Liberalismo y Nacionalismo


1. RESTAURACIÓN

La derrota de Napoleón en la batalla de Waterloo significó el final de la Francia revolucionaria y el triunfo de las potencias absolutistas en Europa. En 1815, los Estados vencedores ser reunieron, a propuesta del canciller austriaco Metternich, en el Congreso de Viena con los siguientes objetivos:
  • Reinstaurar en los países europeos sus legítimas monarquías absolutas. 
  • Remodelar territorialmente el mapa de Europa.
  • Asegurar su derecho a intervenir en casos de rebrotes revolucionarios en alguno de los Estados de Europa.
Para asegurar el cumplimiento de estas directrices políticas, Rusia, Austria y Prusia se unieron en la Santa Alianza. Posteriormente pactaron con Gran Bretaña (Cuádruple Alianza) la celebración de congresos periódicos entre las potencias europeas a fin de evitar una nueva guerra entre ellas y mantener el nuevo orden político. En 1818 con la incorporación de Francia, este tratado político pasó a denominarse la Quíntuple Alianza.
Celebración de un congreso ordinario en la Restauración
Klemens von Metternich


En la práctica, el Congreso de Viena significó el restablecimiento del orden político y social previo a la Revolución francesa y la configuración de un nuevo mapa europeo en el que se beneficiaban las potencias vencedoras ante Francia (vuelve a sus fronteras de 1792).
Rusia incorporó gran parte de Polonia, Finlandia y Besarabia.
- Austria se anexionó el norte de Italia (Veneto y Lombardía) y Dalmacia, además de controlar políticamente parte de los Balcanes y los ducados de la Toscana y Módena.
- Prusia adquiere parte de Polonia y el control sobre algunos principados alemanes (Westfalia, Renania, Sajonia)
- Gran Bretaña consigue Malta, un importante enclave estratégico para el comercio marítimo en el Mediterráneo.
- Además, se imponen otros cambios políticos como la unión de Bélgica y Holanda en los Países Bajos, la anexión de Noruega por parte de Suecia, Francia pierde territorios frente a la Confederación Germánica (39 estados controlados por Austria y Prusia) e Italia se configura como siete estados independientes, siendo el Reino de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia) el más extenso.
Europa tras el Congreso de Viena

2. LIBERALISMO, NACIONALISMO Y DEMOCRACIA

Pese al triunfo de la Restauración impuesta por el Congreso de Viena, muchos ciudadanos de distintas áreas de Europa intentaron reactivar otras doctrinas políticas frente al absolutismo.

a) Liberalismo:
Es la doctrina política basada en la defensa de las libertades individuales (derecho a la vida, de expresión y reunión, defensa de la propiedad privada, etc.), cuyos orígenes se remontan al triunfo de la Revolución Gloriosa en Inglaterra y a la difusión de los ideales ilustrados.
El liberalismo defendía los intereses de la burguesía, especialmente de sus miembros más ricos y poderosos. 
Algunos de sus principios más significativos son:
     - Monarquía constitucional como modelo de Estado (implica la promulgación de constituciones).
    - Separación de poderes: ejecutivo para el Rey y el Gobierno, legistlativo para el Parlamento y judicial para tribunales independientes.
     - Soberanía nacional con sufragio censitario.
     - Defensa de las libertades individuales.

A lo largo del siglo XIX podemos distinguir entre dos corrientes del liberalismo: moderado (defiende un sufragio muy restringido, la soberanía compartida entre Cortes y Corona, y libertades individuales limitadas como la censura en la prensa) y progresista (sufragio menos restringido, soberanía en el pueblo y plenas libertades individuales).



b) Nacionalismo:
Es la teoría que defiende el derecho de los pueblos a decidir por ellos mismos y crear sus propios Estados, aunque ello implique independizarse de otro en el que están incluidos. El origen de la mayoría de los nacionalismos fue una reacción a la dominación francesa durante el Imperio napoléonico y la nueva configuración territorial europea tras el Congreso de Viena.
Los rasgos definitorios de esta doctrina son:
   - Entienden la "Nación" como un conjunto de personas unidas por lazos comunes (cultura, lengua, historia...) y con unos límites territoriales bien definidos.
   - Soberanía nacional.
   - La forma de gobierno dependerá de lo que decida cada nación.
Podemos diferenciar también dos tipos de nacionalismos: unificadores (apuestan por integrar a distintos territorios dentro de un Estado superior, identificado con la nación, como ocurrió en las unificaciones de Alemania o de Italia) y separatistas (buscan escindirse de un estado al que sienten como opresor y diferente a su nación, como ocurrió con Grecia y Serbia respecto al Imperio otomano).


c) Democracia:
Es la tesis que reivindica el derecho a la participación política de toda la población, para terminar de esa forma con las tradicionales desigualdades sociales y económicas impuestas por una minoría (nobleza o alta burguesía). Su origen está en la exclusión política que sufrieron la baja burguesía, los obreros y los campesinos con la instauración del sufragio censitario en los Estados liberales. 
El sistema democrático defiende:
  -  Sufragio universal (en el siglo XIX era exclusivamente masculino).
  - República como forma de gobierno (supresión de las monarquías al rechazar el derecho dinástico en la jefatura de un Estado).
 

3. LAS REVOLUCIONES POLÍTICAS DEL SIGLO XIX

Liberalismo, nacionalismo y democracia son la base ideológica de las revoluciones políticas que estallaron durante la primera mitad del siglo XIX en contra de la Restauración y el regreso del Antiguo Régimen. Se distinguen tres oleadas revolucionarias:
  • Revoluciones de 1820: Afectaron principalmente a los países del entorno mediterráneo.
En Portugal y en España estallaron dos revoluciones liberales que pretendía establecer monarquías constitucionales, pero sólo triunfó en Portugal. En España la vuelta al liberalismo sólo fue posible durante el Trienio Liberal (1820-23), ya que Fernando VII recibió el apoyo de la Santa Alianza para restablecer el absolutismo.
En Grecia, se produjo una revolución liberal y nacionalista que permitió su independencia del Imperio Otomano. La ayuda pretada por Rusia, Reino Unido y Francia a los griegos les permitió firmar el Tratado de Adrianópolis (1829) por el que conseguían la independencia frente a los turcos y se instaraba una monarquía con el bávaro Otón I.
Revoluciones de 1820
Otón I

  • Revoluciones de 1830: Fueron más relevantes en el centro de Europa.
En Bélgica, una revolución nacionalista y liberal consiguió la independencia de Holanda, a la que estaba unida tras el Congreso de Viena. Se instauró una monarquía constitucional con Leopoldo I.
En Francia estalló una revolución liberal ante la política absolutista de Carlos X, monarca Borbón restaurado tras el Congreso de Viena. La presión popular logró que el rey abdicase y la Asamblea Legislativa elegió a Luis Felipe de Orleans, con el modelo de monarquía constitucional.
Revoluciones de 1830
Luis Felipe de Orleans

  • Revoluciones de 1848: Estallaron en muchos países europeos (Italia, Alemania, Hungría...) pero sólo triunfa en Francia.
Estas revoluciones fueron más radicales, por sus reivindicaciones democráticas y la participación de la pequeña burguesía y la clase obrera (conocidas como "la primavera de los pueblos". 
En Francia los revolucionarios lograron instaurar el sufragio universal masculino y la abdicación de Luis Felipe de Orleans en 1848. Se isntaura la Segunda República, con Luis Napoleón Bonaparte (sobrino de Napoleón) como Presidente. Sin embargo, en 1852 se proclama emperador (Napoleón III) aunque mantuvo algunos formalismos políticos como el sugragio universal.
Revoluciones de 1848
Napoleón III

4. LAS UNIFICACIONES DE ITALIA Y ALEMANIA

Aunque desde hacía siglos Italia y Alemania habían permanecido como una serie de distintos estados (situación confirmada por el Congreso de Viena), los movimientos nacionalistas surgidos en ambas regiones durante el siglo XIX llevaron a la unificación de esos territorios en dos nuevos países.

a) La unificación de Italia (1859-1870):

La Península Itálica estaba dividida en siete estados, algunos de los cuales quedaban bajo el control de Austria desde el Congreso de Viena. La influencia de los éxitos liberales y nacionalistas en Grecia y Bélgica unas décadas atrás, llevó a algunos dirigentes italianos a reivindicar un nuevo estado que se correspondiese con la nación italiana. 
Así, el rey piamontés, Victor Manuel II y su ministro conde de Cavour, encabezaron el proceso de unificación y la liberación del control austriaco desde el norte de la península. En 1859 el reino de Piamonte-Cerdeña con ayuda de Francia (a cambio de Niza y Saboya), expulsó a los austriacos de la Lombardía tras las victorias en Magenta y Solferino. Seguidamente, se incorporaron los ducados de Parma, Módena y Toscana.
Mientras tanto, desde el sur los nacionalistas italianos, comandados por Giuseppe Garibaldi, conquistaron el reino de Dos Sicilias (1860). 
Por último, los austriacos fueron derrotados en la batalla de Custozza y se incorporó el Véneto (1866). Seguidamente se avanzó sobre los Estados Pontificios, ocupando militarmente su capital, Roma en 1870. 
De este modo, surgió el nuevo Reino de Italia, con forma de monarquía parlamentaria, con Víctor Manuel II como rey y Roma como capital. 


b) La unificación de Alemania (1866-1871):

Tras el Congreso de Viena se había instaurado una Confederación Germánica integrada por treinta y nueve estados, unidos en una Dieta (Parlmento federal) que era controlada por Austria y Prusia
Al igual que en el resto de Europa, el liberalismo y el nacionalismo habían llegado a Alemania, donde crecía un fuerte de deseo de unidad política. Como antecedentes de la unificación destacaron la unión aduanera (Zollvereim) promovida por Prusia desde 1834 y un intento frustrado de unificación protagonizado por la Dieta de Francfort en 1848.
La unificación alemana fue impulsada por Prusia, gracias a la labor de su canciller Otto von Bismarck. El proceso se desarrolló en dos fases: primero, la creación de una Confederación de estados del norte, tras las victorias prusianas frente a Dinamarca por los ducados de Schleswig y Holstein en 1864 y la expulsión austriaca de la Confederación tras la batalla de Sadowa en 1866; y segundo, con la guerra contra Francia para anexionar los territorios de Alsacia y Lorena tras la batalla de Sedán (1870).
Tras esta victoria, los estados alemanes del sur decidieron unirse a Prusia para formar el Segundo Reich alemán, con Guillermo I como emperador y Berlín como capital.



Estas unificaciones cambiaron el equilibrio de fuerzas políticas de Europa: el nuevo Imperio alemán pasó a convertirse en el Estado más fuerte del continente, el Imperio austro-húngaro quedó muy debilitado, el Imperio francés de Napoléon III se resquebrajó y fue sustituido por la III República, y el Imperio ruso vio limitado su ámbito de influencia hacia occidente, por lo que decidió expandirse hacia los Balcanes. 


5. ESPAÑA: RESTAURACIÓN, LIBERALISMO E IDEALES DEMOCRÁTICOS.

Durante el siglo XIX se desarrollaron en España los mismo procesos políticos y cambios revolucionarios que acontecieron en Europa. Así, tenemos una etapa de Restauración absolutista con el reinado de Fernando VII, otra de desarrollo del Estado liberal con Isabel II y, por último, una breve etapa de tintes democráticos durante la cual se instuaró la Iª República española.

5.1 - El reinado de Fernando VII (1814-1833)

Tras el triundo de la resistencia española frente a las tropas napoleónicas en la Guerra de Independencia, José I Bonaparte abandonó España y Fernando VII recuperó la corona tras el Tratado de Valençay (diciembre de 1813).

Su reinado se puede dividir en tres periodos bien diferenciados:
  • Sexenio absolutista (1814-1820): Al volver Fernando VII "el Deseado", buena parte del pueblo español esperaba que jurase la Constitución de 1812 aprobada en las Cortes de Cádiz; sin embargo, el rey se apoyó en el sector absolutista que solicitó, mediante la aprobación del "Manifiesto de los persas", la vuelta al Antiguo Régimen. De ese modo, el soberano suprimió todas las medidas liberales aprobadas por las Cortes Generales durante su ausencia y restableció en España la monarquía absoluta. 



  • Trienio Liberal (1820-1823): Los liberales españoles intentaron derrocar al absolutismo mediante pronunciamientos militares, provocando una gran inestabilidad política. El triunfo del pronunciamiento del Coronel Riego en 1820 obligó a Fernando VII a restablecer la Constitución de 1812 y acatar las medidas liberales emanadas de las Cortes de Cádiz durante unos años.



  • Década Ominosa (1823-1833): El rey pidió ayuda a la Santa Alianza, que envió un ejérctito francés, los "Cien Mil Hijos de San Luis", que derrotó a los liberales y permitió a Fernando VII reinstaurar de nuevo el absolutismo. En la década siguiente hubo nuevos intentos de pronunciamientos pero fueron duramente reprimidos y muchos liberales fueron perseguidos y ajusticiados.  
"Fusilamiento de Torrijos en las playas de Málaga", obra de Antonio Gisbert
Tras varios matrimonios y sin descendencia masculina, Fernando VII decidió en los últimos años de su reinado decretar una Pragmática Sanción para abolir la Ley Sálica, que impedía el acceso al trono de una mujer desde que época de Felipe V. De esa forma se aseguraba que a su muerte pudiera heredarle su hija Isabel, de muy corta edad. Esto provocó el descontento de su hermano, Carlos Mª Isidro, que reivindicando sus derechos al trono declaró la guerra a su sobrina al morir Fernando VII en 1833.
Fernando VII aprueba su Pragmática Sanción

Isabel II de niña

Carlos Mª Isidro


5.2 - El reinado de Isabel II (1833-1868):

Su reinado supuso el triunfo del liberalismo político y el final del absolutismo en España. Se caracterizó por ser una monarquía constitucional, apoyada en dos grupos políticos liberales (moderados y progresistas), con un sistema de soberanía compartida entre la Corona y la Cortes, con la aprobación de varias constituciones (1837 de tipo progresista, 1845 de corte moderado) y con una alta participación de los militares en la política (generales como jefes de gobierno y frecuentes pronunciamientos militares para cambiar los gobiernos).

Sus treinta y cinco años de reinado se pueden dividir en distintas etapas:

  • Las Regencias (1833-43): Durante la minoría de edad de Isabel II estalló la Primera Guerra Carlista (1833-39) por las reivindicaciones dinásticas de su tío Carlos María Isidro, quien contaba con el apoyo de los absolutistas (parte de la Iglesia y nobleza,) además de la población de Navarra, las Vascongadas y zonas rurales de Aragón y Cataluña. La reina regente, María Cristina de Borbón, tuvo que buscar apoyos en los liberales, por lo que les otorgó el peso del gobierno (Martínez de la Rosa, Mendizábal, Istúriz). La guerra terminó con la derrota de los carlistas tras el Convenio de Vergara (1839): reconocimiento de Isabel II como reina de España, renuncia de Carlos Mª Isidro al trono español, respeto de los fueros tradicionales de Navarra y Vascongadas y no persecución de los militares carlistas sublevados. A partir de 1840 fue Baldomero Espartero, héroe militar contra los carlistas, quien desempeñó la labor de Regente hasta la mayoría de edad de la reina en 1843.
Maria Cristina de Borbón
Primera Guerra Carlista
El abrazo de Vergara
General Espartero

Durante este periodo se llevó a cabo la desamortización de bienes del clero ideada por Juan Álvarez de Mendizábal entre 1836-37. Con ella se debilitaba económicamente a uno de los principales apoyos del carlismo (expropiación de tierras) y se obtenían ingresos (venta en subasta pública de esas tierras) para costear la guerra. Sin embargo, casi todas las tierras pasaron a manos de unos pocos propietarios (grandes terratenientes y rica burguesía), mientras que los campesinos quedaron al margen de los nuevos repartos de tierras.


Mendizábal
  • Consolidación del Estado liberal (1843-56): Con la mayoría de edad de Isabel II (con 13 años) se afianzó el liberalismo político en España, ya que la reina se apoyó en distintos militares liberales (el progresista Espartero, el conservador Narváez, el moderado O'Donell...) para ocuparse del gobierno del país. Al comienzo de su reinado se reactivó el conflicto carlista (Segunda guerra entre 1846-49) cuando Isabel II rechazó como pretendiente a Carlos Luis de Borbón. Entre las medidas que se tomaron en este periodo se puede destacar la división de España en provincias (obra de Javier de Burgos), la creación de la Guardia civil para dar mayor seguridad a las zonas rurales, la aprobación de una Ley del Ferrocarril (1855), para facilitar la creación de un red ferroviaria que mejorase las comunicaciones y sirviera de impulso para la industria. 
Isabel II
Narváez

Para recaudar fondos con los que costear los gastos estatales y para resolver los conflictos sociales causados por el descontento de los campesinos sin tierras y los obreros en las fábricas, se optó por llevar a cabo una nueva desmortización, esta vez fueron bienes de propios y tierras comunales (zonas de pasto y pastoreo, bosques, etc.) e ideada por Pascual Madoz en 1855. La venta de estos bienes perjudicó la difícil situación de los pequeños campesinos, ya que perdían la posibilidad de explotar esas tierras de uso vecinal. 

Madoz

  • Crisis y final del reinado (1856-68): la inestabilidad política por los continuos cambios de gobierno (moderados, progresistas y centristas), unido al desprestigio de la política por la manipulación de los resultados electorales y a la mala imagen pública de la reina, facilitaron el nacimiento de nuevos partidos políticos: demócratas y republicanos, ambos contrarios a la monarquía. La grave crisis económica por las malas cosechas, el freno de la construcción del ferrocarril, el descenso de la producción industrial y el hundimiento de la Bolsa, provocó que aumentase el malestar social y las protestas ciudadanas. Las difícil situación política y económica motivaron a las fuerzas de la oposición para acordar en el Pacto de Ostende (1866) la caída del trono de Isabel II. 

Sátira sobre la vida en la Corte de Isabel II




5.3 - El Sexenio Democrático (1868-1874)

En 1868 estalló un pronunciamiento militar en Cádiz dirigido por el almirante Topete y los generales Prim y Serrano. Encontró un gran apoyo popular y la sublevación se extendió por el resto del país, recibiendo el nombre de "Revolución Gloriosa". El triunfo de la sublevación obligó a la reina a exiliarse en Francia, mientras que en España se establecía un Gobierno provisional a la espera de acordar el nuevo sistema político.







  • Gobierno provisional (1868-70): con los generales Serrano (Regente) y Prim (Jefe de Gobierno) al frente, se aprobó una nueva Constitución (1869) de carácter democrático que establecía una monarquía constitucional, con soberanía nacional y sufragio universal masculino y una amplia declaración de derechos individuales (culto, reunión, expresión...). El siguiente paso era buscar al nuevo monarca, escogiéndose a Amadeo de Saboya entre el resto de candidatos.


  • Reinado de Amadeo I (1871-73): era el hijo de Victor Manuel II (rey de Italia) y tuvo que hacer frente a un corto reinado lleno de dificultades. Contó con poco respaldo político (su principal valedor, Prim fue asesinado antes de que Amadeo llegase a España) por la oposición de republicanos y partidarios de Alfonso de Borbón (hijo de Isabel II). Además, estalló una Tercera Guerra Carlista (1872-76): por las nuevas reivindicaciones dinásticas al trono español de Carlos María de Borbón. Por estos motivos el rey abdicó y regresó a Italia.

Amadeo I



Alegoría de la República

  • Primera República
    (1873-74): al renunciar Amadeo I al trono, las Cortes (con mayoría de diputados demócratas y republicanos) proclamaron la república como forma de gobierno en España. Sin embargo, existían una serie de problemas que dificultaron su existencia:
    • Rechazo de los partidos más tradicionales que pretendían la vuelta al trono de Alfonso de Borbón.
    • Continuidad de la Tercera Guerra Carlista en el norte peninsular (Navarra, Vascongadas y Cataluña).
    • Estallido de una rebelión independentista en Cuba.
    • División entre los propios republicanos: los partidarios de una república federal (España dividida en 17 estados confederados) o de una república unitaria (todo el territorio unido y centralizado desde Madrid). Este enfrentamiento derivó en el cantonalismo, cuando algunas ciudades de Andalucía y el Levante peninsular se declararon independientes. 
    • La inestabilidad política fue tan importante que en menos de dos años hubo cuatro Presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. 
Problemas internos 1ª República




Finalmente la República fue disuelta tras dos pronunciamientos militares, protagonizados por el general Pavía en enero de 1874 y por el general Martínez Campos en diciembre de ese mismo año. En ese momento, se acordó la restauración de una monarquía constitucional con la vuelta de los Borbones, en concreto, con Alfonso XII en enero de 1875. 

6. LA INDEPENDENCIA DE HISPANOAMÉRICA:

El proceso de independencia de las colonias españolas en América se inició con el estallido de la guerra contra los franceses tras la invasión napoleónica de 1808.

6.1 - Causas de la independencia:

Fueron un cúmulo de causas o factores que propiciaron la independencia:

  • Influencia de las ideas ilustradas en las élites criollas (población americana descendiente de colonos europeos), que se formaban en las universidades y academias de Europa.
  • El deseo de la burguesía criolla por controlar la política y la economía americana sin depender del gobierno español.
  • La influencia de la independencia de los Estados Unidos y del proceso revolucionario de Francia a finales del siglo XVIII.
  • Apoyo económico ofrecido por el Reino Unido, interesado en acabar con el monopolio comercial de España.



6.2 - Desarrollo del proceso:

La emancipación colonial comenzó a la vez que la Guerra de Independencia española. En las colonias españolas tampoco se reconoció la autoridad de José I Bonaparte y, al igual que en el territorio peninsular, se crearon juntas de defensa que asumieron el gobierno en nombre de Fernando VII. Para 1810 las juntas se declararon autónomas y hasta en los virreinatos y las capitanías generales se extendió la idea de la independencia.

  • En el Virreinato de Nueva España, el cura Hidalgo lideró un levantamiento social de indios y mestizos en contra de las autoridades españolas.
  • En el Virreinato de Nueva Granada y la Capitanía de Venezuela, Simón Bolívar comandó una revolución liberal y burguesa que finalizó con la proclamación de la República de Venezuela.
  • En el Virreinato de Río de la Plata, el general San Martín encabezó la rebelión independentista y la extendió desde Argentina por Chile, Uruguay, Paraguay y el Perú. 
Cura Hidalgo y su revuelta social en México ("Grito de Dolores")
Simón Bolívar

José San Martín

Al regresar Fernando VII al trono en 1814 se intensificó la intervención militar para sofocar las revueltas independentistas en las colonias, pero sólo pudieron hacerlo en Nueva España. A partir de 1816 el proceso independentista se intensificó gracias a la ayuda recibida por los británicos y a la inestabilidad política del reinado de Fernando VII.


  • Los generales San Martín y O'Higgins derrotaron a las tropas españolas en Chacabuco (1816) y Maipú (1818), posibilitando la independencia de Chile.
  • El general Itúrbide consumó en su Plan de Iguala la independencia de México, aprovechando el  triunfo del liberalismo en España (Trienio liberal).
  • Simón Bolívar consiguió las importantes victorias de Carabobo (1821) y Pichincha (1822) para fundar su Gran Colombia.
  • El general Sucre venció a las tropas realistas en Ayacucho (1824) posibilitando la independencia de Perú y Bolivia.
De esta forma para 1825 las únicas colonias que seguirán siendo españolas en todo el continente americano son Cuba y Puerto Rico en el Caribe.


6.3 - Consecuencias de la independencia:

La conclusión del proceso independentista de Hispanoamérica supuso consecuencias distintas para España y para sus antiguas colonias.

  • España perdió su hegemonía sobre América, lo que suponía un importante desprestigio político y pérdida de poder internacional. Además, a nivel económico el daño fue aún mayor puesto que se perdieron ingentes recursos naturales y mineros, el rico mercado colonial y una vital fuente de ingresos fiscales (impuestos).
  • Los territorios antes colonizados pasaron a convertirse en una serie de nuevos países, la mayoría en forma de repúblicas (Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Bolivia...). Aunque obtuvieron su independencia política respecto a España, pronto pasaron a estar bajo la influencia de otras dos potencias: Reino Unido y Estados Unidos. 
  • El establecimiento del libre comercio en América benefició a las potencias comerciales (Reino Unido y EEUU), mientras que muchos de los nuevos países se empobrecieron.


7. El Romanticismo: 

Fue un movimiento cultural y artístico que se desarrolló en Europa durante la primera mitad del siglo XIX, a la vez que triunfaban los ideales liberales y surgía el nacionalismo. Sus principales rasgos son:

  • Libertad creadora del artista.
  • Respeto al individualismo.
  • Manifestación del sentimiento y las emociones.
  • Exaltación de su pasado nacional, a menudo entroncando con la época medieval.
En arquitectura el Romanticismo desarrolló los historicismos, consistentes en recrear antiguos estilos artísticos vinculados con el pasado nacional. Por ejemplo, el Parlamento de Londres de Charles Barry en estilo Neogótico.
Parlamento de Londres, de Charles Barry

En escultura destaca el dramatismo y el movimiento imprimido a las obras para reflejar el sentir de los pueblos en su lucha por conseguir las libertades y la independencia. Destaca el relieve La Marsellesa del Arco de la Estrella (París), realizado por François Rude.

"La Marsellesa", de François Rudé

Respecto a la pintura romántica, las obras retrataron de forma idealizada las situaciones de angustia, muerte o exaltación de la época, por lo que destacan su dinamismo y el empleo de colores cálidos. En este sentido destacaron las obras de Théodore Gericault (La balsa de la Medusa) y Eugène Delacroix (La Libertad guiando al pueblo).

"La balsa de la Medusa", de Gericault
"La libertad guiando al pueblo", de Delacroix
Además, el paisaje se convirtió en uno de los temas preferidos de los pintores románticos, entre los que destacaron Gaspar David Friedrich (El caminante sobre el mar de niebla), John Constable (El carro de heno) y William Turner (Lluvia, vapor y velocidad).
"El caminante sobre el mar de niebla", de Friedrich
"El carro de heno", de Constable
"Lluvia, vapor y velocidad", de Turner


El Romanticismo se desarrolló de forma tardía en España (finales del siglo XIX). En arquitectura se creó el estilo Neomudéjar, visible en edificios públicos como el Gran Teatro Falla (Cádiz) o la Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). En pintura se retrataron tanto hechos históricos como tradiciones populares, destacando la obra de Antonio Gisbert (Fusilamiento de Torrijos en las playas de Málaga).

Gran Teatro Falla (Cádiz), en estilo neomudéjar

No hay comentarios:

Publicar un comentario