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Tema 11º La Europa moderna y la España de los Austrias

1. LA RUPTURA DEL CRISTIANISMO EN EUROPA

A comienzos del siglo XVI Europa sufre una gran convulsión debido a la ruptura de la unidad religiosa con la división del Cristianismo y la aparición de nuevas doctrinas religiosas por el continente.

1.1 - La REFORMA PROTESTANTE: Luteranismo y Calvinismo.

La Reforma protestante fue un movimiento religioso surgido en el centro de Europa durante la primera mitad del siglo XVI y provocó la división de la Iglesia cristiana y la creación de otras ramas del cristianismo.
Al inicio de la Edad Moderna, la Iglesia cristiana era una poderosa institución, más preocupada por la acumulación de riqueza y poder que por la formación de sus sacerdotes, el cuidado de la moral y la evangelización de la población. Escandalizado por el grado de corrupción de la Iglesia, un monje alemán llamado Martín Lutero, publicó en 1517 un documento con 95 tesis en las que criticaba la venta de indulgencias (perdón de los pecados a cambio de dinero) y otras malas prácticas de la jerarquía eclesiástica.

Martín Lutero y sus 95 tesis
El Papa León X llamó a Lutero a Roma y le ordenó que se retractase de sus críticas, pero el monje alemán mantuvo su postura y fue excomulgado de la Iglesia en la Dieta de Worms en 1521. 
Refugiado en el principado alemán de Sajonia, Lutero completó sus ideas para reformar la doctrina religiosa del Cristianismo dando origen al Luteranismo, basado en:
  • Libre interpretación de las Escrituras: lo que significaba que cada persona podía leer e interpretar libremente la Biblia, que por tanto debía ser traducida del latín a cada idioma nacional.
  • Salvación solo por la Fe: por lo que el perdón de los pecados dependía únicamente de la voluntad de Dios y no se necesitaba la intermediación de la Iglesia.
  • Rechazo al culto a la Virgen, los Santos y las reliquias sagradas: promoviendo una Iglesia más austera y sencilla, renunciando a su tradicional riqueza. 
  • Simplificación del culto, reduciéndolo solamente a dos sacramentos: Bautismo y Eucaristía.


Gran parte de los nobles y príncipes alemanes, reacios ya al control político del nuevo emperador (Carlos V), decidieron apoyar a Lutero en su lucha religiosa contra Roma y formaron la Liga de Esmalcalda. De este modo, el conflicto entre luteranos y católicos se convirtió en una guerra política y religiosa dentro del Imperio alemán. Aunque  Carlos V venció a la Liga en la batalla de Mülhberg (1547), tuvo que firmar la Paz Augsburgo (1555), por la que aceptaba la división religiosa entre católicos y luteranos dentro del Imperio alemán. 

Guerra Luterana en el Imperio alemán

La Reforma protestante se extendió por el centro y norte de Europa, surgiendo distintas variantes reformistas, entre las que destacó el Calvinismo. El teólogo francés, Juan Calvino defendió una versión del protestantismo basada en la teoría de la predestinación, según la cual las personas están predestinadas a la salvación o a la condena eterna, sin necesidad de la intervención de una doctrina religiosa sino por designio divino. El calvinismo se propagó desde Suiza por Francia, Inglaterra, Escocia y el norte de los Países Bajos (Holanda).

Juan Calvino
Difusión del protestantismo en Europa

1.2 - La RUPTURA INGLESA: el Anglicanismo

La ruptura religiosa en Inglaterra se debió más razones políticas que religiosas. Se originó cuando el rey Enrique VIII pidió al Papa que le concediera el divorcio de su mujer Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos) en 1534. Sin embargo, las presiones del emperador Carlos V (sobrino de Catalina) impidieron el divorcio y el monarca inglés decidió romper directamente con la Iglesia de Roma. Aprobó un Acta de Supremacía que establecía desde entonces a los reyes de Inglaterra como la máxima autoridad religiosa en su reino, de modo que la jerarquía y doctrina de la Iglesia anglicana estarían controladas por el Rey y no por el Papa.

Enrique VIII

1.3 - La CONTRARREFORMA católica

La Contrarreforma fue el movimiento político, religioso e intelectual que impulsó la Iglesia de Roma como respuesta a la Reforma protestante. Se inició con la convocatoria de un Concilio en Trento (desarrollado en tres periodos: 1545-58, 1551-52 y 1562-63) donde se reunió el alto clero con un triple objetivo:
  • Reafirmar el Catolicismo: salvación por las buenas obras, aceptación de siete sacramentos, máxima autoridad del Papa y sus obispos, exclusividad de interpretación de la Biblia para los sacerdotes, culto a la Virgen y los Santos, etc.
  • Reforma interna del clero: se impulsa un mayor control de la moral de monjes y sacerdotes, además de imponer una formación religiosa más estricta.
  • Represión del Protestantismo: se condena como herejes a todos los protestantes, se les persigue con la Inquisición y se prohíben los libros contrarios a la fe católica.
Concilio de Trento
Paulo III, el Papa que impulsó la Contrarreforma

La Contrarreforma se difundió por el sur y centro de Europa, recuperando terreno frente a los protestantes. Para ello se creó la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola, una orden religiosa de férrea disciplina militar bajo obediencia directa del Papa.

Ignacio de Loyola
Mapa religioso de Europa a mediados del siglo XVI

2. LA ESPAÑA DE LOS AUSTRIAS

Tras el reinado de los Reyes Católicos comienza un periodo histórico conocido como "la España de los Austrias". Carlos de Habsburgo, hijo de Juana "la Loca" y Felipe "el Hermoso (nieto por tanto del emperador alemán Maximiliano de Austria), se convirtió en rey de España en 1516. Esta nueva dinastía gobernó durante casi dos siglos (XVI-XVII), llevando a España a la hegemonía en Europa, al ser la principal potencia económica y militar del continente. Sin embargo, podemos distinguir dos periodos distintos: el siglo XVI fue el periodo de mayor esplendor político de la dinastía, coincidiendo con los reinados de Carlos I y Felipe II, mientras que el siglo XVII supuso el inicio de la pérdida progresiva de poder durante los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Los objetivos políticos de la nueva dinastía española fueron principalmente dos: conservar sus posesiones territoriales y defender el Catolicismo en Europa.


2.1 - El Imperio español de CARLOS V y FELIPE II

Después de la breve regencia del cardenal Cisneros al morir Fernando "el Católico", en 1516 Carlos I fue nombrado soberano de Castilla y Aragón. Su madre, la reina Juana, fue incapacitada al ser declarada inestable mentalmente y continuar recluida en Tordesillas. Sin embargo, puesto que el joven había nacido y sido educado en Flandes, gran parte de la población no lo apoyó al considerarlo "extranjero".

Carlos I de España y V de Alemania
Por eso, el comienzo de su reinado estuvo marcado por dos conflictos internos, dentro de la Corona de Castilla y en la de Aragón. 
  • Las comunidades (1520-22): Al llegar de Flandes, el rey Carlos traía una corte de nobles y consejeros extranjeros que desplazaron del poder a la nobleza castellana. Además, se subieron los impuestos para obtener los apoyos políticos en su elección como emperador de Alemania al morir su abuelo Maximiliano de Austria en 1519. Por todo ello, parte de la nobleza junto a algunas ciudades de Castilla se rebelaron ante el rey. Finalmente, la sublevación terminó con la derrota de los comuneros y la ejecución de sus líderes: Bravo, Padilla y Maldonado.
  • Las germanías (1519-23): en los reinos de Valencia y Mallorca estallaron sublevaciones cuando la burguesía de algunas ciudades se armó contra los nobles que intentaban abusar de su poder frente a los ciudadanos. El rey decidió apoyar a la nobleza y envió al ejército a someter a los agermanados de las ciudades sublevadas.

En 1519 Carlos I de España heredó el archiducado de Austria al morir su abuelo Maximiliano, por lo que adquiría el derecho a ser elegido emperador del Sacro Imperio Germánico. De este modo, en 1520 logró el apoyo mayoritario de otros príncipes alemanes para ser coronado emperador de Alemania y, con tan sólo 20 años, se convertía en el soberano más poderoso de Europa. 


Sin embargo, conservar el imperio que había heredado supuso para Carlos I de España y V de Alemania un reinado repleto de conflictos militares:
  • Guerra contra Francia: Se consiguió la victoria en la batalla de Pavía (1525), logrando la anexión del Milanesado. Sin embargo, el rey francés Francisco I intentó en diversas ocasiones arrebatar a España el control sobre el norte de Italia, aliándose con los Estados Pontificios, la República de Venecia e incluso con el Imperio Otomano.
  • Guerra contra el Imperio Otomano: ya que los turcos habían conquistado parte de Europa oriental, y el sultán Solimán "el Magnífico" llegó incluso a atacar Viena en 1529. Además, turcos y aragoneses se disputaban el control sobre el Mediterráneo. La flota aragonesa derrotó al pirata Barbarroja en Túnez en 1535, pero se perdió la ciudad de Argel unos años más tarde.
  • Guerra contra los protestantes alemanes: cuando algunos príncipes alemanes crearon la Liga de Esmalcalda, para intentar independizar sus territorios aprovechando el enfrentamiento religioso entre católicos y protestantes. Carlos V consiguió derrotarlos militarmente en la batalla de Mülhberg (1547), pero tuvo que aceptar la división religiosa en el Imperio alemán al firmar la Paz de Augsburgo (1555).
Carlos V en la batalla de Mülhberg
Política exterior de Carlos V


En 1556, un agotado Carlos V abdicó del trono y se retiró al Monasterio de Yuste (Cáceres), tras dividir su reino entre su hijo y su hermano. Felipe II heredó las Coronas de Castilla y Aragón, Flandes, Luxemburgo, el Franco-Condado y el Milanesado, mientras a su hermano, el Archiduque Fernando, le otorgó el Sacro Imperio Germánico.

Felipe II
En 1580 moría el rey de Portugal y Felipe II ejerció los derechos dinásticos de su madre (Isabel de Portugal, hija del difunto rey) para añadir las posesiones portuguesas a sus dominios, creando de este modo un Imperio ibérico.
Posesiones territoriales de Felipe II

La política interior durante el reinado de Felipe II estuvo marcada por los siguientes problemas: 
  • El problema de Antonio Pérez (1579-91):  Era un Secretario de Estado acusado de un asesinato en la corte del monarca. La justicia castellana intentó capturarlo pero se refugió en la Corona de Aragón, desde donde huyó hacia Francia. Tras este suceso, Felipe II intervino militarmente y limitó los fueros de Aragón.
  • Bancarrota: La costosa política exterior de Carlos V había agotado las finanzas del reino y a pesar de las enormes riquezas de América, se debieron pedir frecuentes préstamos a banqueros europeos (Fugger y Wellser), por lo que Felipe II tuvo que recurrir en varias ocasiones a declarar la suspensión de pagos en el Estado.
  • Rebelión de las Alpujarras (1568-70): La política de unidad religiosa impuesta por los Reyes Católicos había obligado a la conversión al catolicismo de los musulmanes del Reino de Granada. Estos moriscos eran presionados por la Inquisición y discriminados por la sociedad, por lo que terminaron por sublevarse en las Alpujarras (región montañosa del sudeste peninsular). El ejército castellano comandado por Juan de Austria sofocó la revuelta morisca dos años más tarde. 
Rebelión de las Alpujarras (1568-70)

En cuanto a la política exterior, España logró derrotar a Francia en las batallas de San Quintín y Gravelinas (1558), tras la cual se firmó la paz de Cateau-Cambresis (1559) entre ambos reinos. Por otro lado, Felipe II se centró en defender el Catolicismo en Europa. En este sentido destacaron distintos conflictos:
  • Guerra contra los turcos: España encabezó la Liga Santa, que incluía a Venecia y los Estados Pontificios, para enfrentarse al Imperio Otomano por el control del Mediterráneo. Tras derrotar a la flota turca en la batalla de Lepanto (1571), la Liga se disolvió, permitiendo a la piratería berberisca recuperar algunas ciudades del norte de África.
                                          
 


  • Enfrentamiento contra Inglaterra: Cuando la reina Isabel Tudor reafirmó la división religiosa de la Iglesia anglicana y mandón perseguir a todos los católicos en Gran Bretaña. Además, Inglaterra apoyaba la piratería que atacaba a los barcos españoles en América, por lo que Felipe II planeó la invasión militar de Gran Bretaña, enviando en 1588 una Gran Armada con 127 barcos y casi 30 mil hombres. Sin embargo, la flota española sufrió una dura derrota ante los británicos (por sus barcos más ágiles y mejor armados, las tormentas del Mar del Norte y la escasa experiencia del almirante español, el Duque de Medina-Sidonia), perdiendo 40 barcos y miles de bajas. El desastre de la "Armada invencible" supuso el final de la supremacía naval castellana en el Atlántico.
                                    

                                             

  • Rebelión en los Países Bajos: Esta rica región era gobernada por España a través de Margarita de Parma, la hermana del rey Felipe II. Sin embargo, estalló un enfrentamiento político y religioso cuando la población calvinista se rebeló contra el dominio de un rey al que consideraban extranjero y de religión católica. A pesar del envío de las tropas españolas, los rebeldes calvinistas guiados por el Guillermo de Orange y apoyados por Inglaterra, lograron proclamar la independencia de las Provincias Unidas (actualmente, Países Bajos) en la zona norte, mientras que el sur continuó bajo control de España.



                                

2.2 - Los reinados de FELIPE III, FELIPE IV y CARLOS II

El siglo XVII es conocido por una gran crisis ocasionada por distintos factores:
  • Crisis agrícola: Debido al atraso en los sistemas y técnicas de cultivo, junto a una mala coyuntura climática (largas sequías), ocasionaron frecuentes malas cosechas y hambrunas. Esto, unido a las frecuentes guerras y los rebrotes de epidemias (peste), provocó un importante  descenso demográfico y el éxodo rural de los campesinos hacia las ciudades.
  • Crisis comercial: Ya que el descenso de la producción agrícola y de la población, conllevó un aumento de precios y el consumo bajó. Además, se subieron los impuestos para costear los gastos del Estado, que aumentaban sin cesar (guerras y gastos de la corte). Por último, disminuyó la llegada de oro y plata de América por la evasión de los encargados y la piratería en el Atlántico. 
  • Crisis social: Puesto que, excepto en el Norte de Europa, la sociedad seguía dividida en estamentos y solamente los no-privilegiados eran los que debían pagar los impuestos (en ascenso constante) y producir riqueza (nobleza y clero no trabajaba), por lo que ocasionalmente este sector de la población llegó a rebelarse. 
Los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II comprenden todo el siglo XVII y es conocido como el periodo de "los Austrias menores", ya que comienza el declive de la hegemonía política en Europa.

Felipe III
Felipe IV
Carlos II


De hecho, las tareas de gobierno durante estos reinados no fueron protagonizadas por los monarcas españoles, si no por sus "validos", unos consejeros de gran confianza del rey que se encargaban de dirigir la política española.

Duque de Lerma, valido del rey Felipe III

Conde Duque de Olivares, valido del rey Felipe IV

En política exterior se produjo la Guerra de los Treinta Años (1618-48) cuando se reanudó el enfrentamiento entre católicos y protestantes dentro del Imperio alemán. El conflicto se extendió con la implicación de otros reinos europeos: España y Portugal se posicionaron en el bando del Imperio alemán, mientras que Suecia, Dinamarca, Francia y las Provincias Unidas apoyaron a los rebeldes protestantes. Tras más de dos décadas de guerra, cuando el bando católico parecía vencedor, Francia entró en el conflicto apoyando a los protestantes y desequilibrando la balanza en favor de éstos. Por eso, con la Paz de Westfalia (1648) se acordó la tolerancia religiosa en el centro y norte de Europa, así como importantes pérdidas territoriales para el Imperio alemán y para España, que debe reconocer la independencia definitiva de las Provincias Unidas (Países Bajos).



En cuanto a la política interior durante los reinados de los Austrias menores:
  • Durante el reinado de Felipe III se decretó la expulsión de los moriscos de manera definitiva de España. De tal forma que entre 1609-16013 aproximadamente 300 mil personas despoblaron zonas rurales de Castilla, Andalucía, Aragón, Valencia y Murcia, para establecerse la mayoría en el norte de África. 


  • En el reinado de Felipe IV se produjo la crisis política de 1640, con las  rebeliones independentistas en Cataluña y Portugal causadas por el proyecto de "Unión de Armas" del Conde Duque de Olivares. El valido del rey Felipe IV intentó unificar la aportación de impuestos en todos los reinos para costear los gastos del Ejército, ya que, hasta entonces, casi todo el dinero lo aportaba la Corona de Castilla. Tras años de enfrentamiento, las tropas castellanas consiguieron derrotar a los sublevados catalanes en 1652, pero tuvieron que reconocer la independencia de Portugal en 1668.
  • Con el reinado de Carlos II terminó en España la dinastía Habsburgo. El débil estado de salud del rey, unido a las continuas derrotas militares frente a Francia supusieron nuevas pérdidas territoriales para España y el final de su hegemonía política en Europa. En 1700 el rey moría sin descendientes y dejaba la Corona en herencia a su sobrino-nieto Felipe de Borbón, coronado como Felipe V. 

Felipe V, primer rey español de la dinastía Borbón

3. EL ARTE BARROCO:

El Barroco fue un estilo artístico surgido en Italia a finales del siglo XVI y que se extendió por el resto de Europa durante el siglo XVII y la primera mitad del XVIII. 

Las características de este estilo son: alta expresividad, uso de líneas curvas y sensación de movimiento, formas irregulares (contrario a la armonía y el equilibrio renacentista), decoración abundante y gusto por la teatralidad. La exuberancia decorativa fue una de las características más vinculada a Europa católica donde triunfó la Contrarreforma; en cambio, no fue tan común en los países protestantes del Norte de Europa, donde la iglesia tuvo menos riqueza y se prefirió un arte más austero. 

Fontana di Trevi (Roma)

3.1 - ARQUITECTURA

Los edificios barrocos se caracterizan por:
  • Empleo de elementos curvos: planta circular o centralizada, columnas salomónicas, fachadas de líneas curvas y onduladas, bóvedas y cúpulas como cubiertas, etc.
  • Efectos lumínicos: frontones quebrados, cornisas con entrantes y salientes en las fachadas, combinación de materiales (mármoles de colores, elementos de bronce...).
  • Abundancia decorativa: guirnaldas, medallones, motivos vegetales, relieves y esculturas en ornacinas, etc. Además, se utilizaron elementos arquitectónicos por su valor decorativo y no por su función constructiva, como las columnas y pilastras que decoran las fachadas pero no cumplen su función de sostener el edificio.
  • Las principales construcciones son iglesias, palacios, jardines y plazas. 

Baldaquino de San Pedro (Vaticano), de Bernini
 
En el Barroco italiano destacaron dos grandes arquitectos en el siglo XVII. Por un lado, Gian Lorenzo Bernini, que diseñó la Plaza de San Pedro, de forma elíptica y rodeada de un pórtico de columnas de orden gigante. Y por otro, Francesco Borromini, de quien destacan sus iglesias, de tamaño pequeño pero rica decoración, con plantas centralizadas y fachadas ondulantes, como la de San Carlos de las Cuatro Fuentes.

Plaza de San Pedro del Vaticano, de Bernini
Columnata de San Pedro, de Bernini
Iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes (Roma), de Borromini
Planta de la Iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes

Iglesia de Santa Inés en Agonía (Roma), de Bernini
Plaza de Spagna (Roma)
Plaza Navona (Roma)
Fuente de los Cuatro Ríos (Plaza Navona, Roma), de Bernini


Entre la arquitectura barroca del resto de Europa destacan el estilo clasicista francés de líneas más rectas y puras, con obras como el conjunto de Los Inválidos (París) y parte del Palacio de Versalles, del arquitecto Jules-Hardoin Mansart.

Los Inválidos (Paris), de Jules Hardoin Mansart

Palacio de Versalles (Francia), de Jules Hardoin Mansart

Palacio de Versalles (vista aérea)

Jardines del Palacio de Versalles


En España, la arquitectura barroca tuvo un gran desarrollo, tanto en edificios religiosos (fachadas y retablos) como en los de carácter civil (palacios, plazas y jardines). Entre las obras religiosas destacan la fachada del Obradoiro en la catedral de Santiago de Compostela, las fachadas de las catedrales de Granada y Murcia, y el retablo del Convento de San Esteban en Salamanca. En la arquitectura civil hay que señalar el Palacio Real de Madrid o el Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia), las Plazas Mayores de Madrid y de Salamanca, o los Jardines del Retiro o los Sabatini en Madrid.

Fachada del Obradoiro (Catedral de Santiago de Compostela), de Fernando Casas Novoa
Fachada de la Catedral de Granada, iniciada por Alonso Cano
Fachada de la Catedral de Murcia, diseñada por Jaime Bort

Palacio Real de Madrid, proyectado por Juvara y Sacchetti
Palacio de la Granja de San Ildenfonso (Segovia), diseñado por Teodoro Ardemans
Plaza Mayor de Madrid, proyectada por Juan Gómez de Mora

Plaza Mayor de Salamanca, diseñada por José de Churriguera
Jardines Sabatini en el Palacio Real de Madrid
Jardines del Palacio de la Granja de San Ildefonso


3.2 - ESCULTURA Y PINTURA:

Las artes plásticas del Barroco se caracterizan por:
  • Naturalismo y un mayor realismo, que dan a las escenas un mayor parecido a la realidad y la vida cotidiana.
  • Figuras con gran expresividad y que muestran sentimientos muy intensos (dolor, pasión, tristeza...). 
  • Líneas curvas y composiciones en diagonal, dan a las escenas una gran teatralidad
  • En la Europa católica, los principales temas son religiosos y mitológicos en la Europa católica, mientras que en el mundo protestantes predominan temas de la vida cotidiana.
a) Escultura barroca
A las características anteriores hay que añadir la combinación de materiales diversos (mármoles de colores, bronces, madera policromada, etc.). Las esculturas se van a destinar a decorar tanto iglesias y palacios como plazas y jardines públicos.
Entre los escultores barrocos italianos destacó Gian Lorenzo Bernini, autor de innumerables obras: de tema religioso, como el Éxtasis de Santa Teresa y el David; de tema mitológico como Apolo y Dafne y el Rapto de Proserpina; o grupos funerarios como el Sepulcro de Alejandro VII.

Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini
David, de Bernini
Apolo y Dafne, de Bernini
Rapto de Proserpina, de Bernini
Sepulcro de Alejandro VII (Vaticano), de Bernini

En España la escultura barroca destacó por la imaginería religiosa. Son figuras de temática religiosa (escenas de las vida y pasión de Jesús, la Virgen, los Santos, etc.), talladas en madera policromada, de gran realismo y profundo dramatismo, creadas con una función devocional (para ser adoradas en las iglesias y procesionar en fiestas católicas como Semana Santa). 
Destacaron tres escuelas de imaginería barroca en España:
  • Escuela de Valladolid, donde destacó Gregorio Fernández, con imágenes de gran dramatismo y dureza. 
  • Escuela de Sevilla, con autores como el jienense Juan Martínez Montañés, el cordobés Juan de Mesa y el granadino Alonso Cano. Tallaron figuras de realismo idealizado, con rostros bellos y serenos. 
  • Escuela de Murcia, con Francisco Salzillo, autor de pasos procesionales de gran elegancia y rico colorido.
Cristo yacente, de Gregorio Fernández
Santo Domingo de Guzman, de Martínez Montañés
Cristo de la Buena Muerte, de Juan de Mesa

Inmaculada, de Alonso Cano
La oración del huerto, de Francisco Salzillo

b) Pintura barroca:

En la pintura barroca italiana se desarrollaron dos tendencias: el clasicismo y el tenebrismo. Dentro de la primera de ellas, destacaron los hermanos Carraci, que escenas mitológicas, de rico colorido, cuerpos voluminosos, etc., como demuestran sus frescos para el Palacio Farnesio
El tenebrismo surge como una evolución del claroscuro, en la que se acentúan los contrastes entre las luces y las sombras, iluminando en los cuadros el centro de interés de la escena para el observador. El pintor que impulsó el tenebrismo fue Miguelangelo Meresi "Caravaggio", con obras de temática religiosa pero planteamiento innovador y polémico, como: la Vocación de San Mateo, la Muerte de la Virgen o la Crucifixión de San Pedro.

Bóveda de la Galería Farnese, de Annibal Carraci
Vocación de San Mateo, de Caravaggio
Muerte de la Virgen, de Caravaggio
Crucifixión de San Pedro, de Caravaggio

Fuera de Italia también encontramos continuadores de ambas tendencias. En Francia se desarrolló el clasicismo, con pintores como Nicolas Pousin, mientras en Holanda triunfó la pintura tenebrista de Rembrandt

El triunfo de la Verdad, de Pousin
Ronda de noche, de Rembrandt
Lección de anatomía del Doctor Tulp, de Rembrandt

En Flandes, se desarrolló una vertiente de la pintura barroca caracterizada por el desarrollo de los retratos y obras de temática bíblica y mitológica. El pintor más destacado fue Pieter Paul Rubens, con un estilo muy luminoso y colorido logrado por su dominio del óleo. Creaba escenas complejas y muy dinámicas formadas por cuerpos voluminosos, en complicados escorzos y vestidos con ropajes vaporosos o desnudos. Entre sus muchas obras destacan algunas como: Las Tres Gracias, El Juicio de Paris, El rapto de Europa o La caza del León.
    Las Tres Gracias, de Rubens
El juicio de Paris, de Rubens

El rapto de Euorpa, de Rubens

La caza del león, de Rubens

En la pintura barroca española brilló uno de los grandes genios del arte universal, Diego Velázquez. Su pintura se caracterizó por su habilidad para la aplicar la luz, el color y las texturas en sus lienzos. Dominó el claroscuro, la perspectiva aérea y fue un excelente retratista. Además, en algunas de sus obras introdujo novedades como el trampantojo y la introducción de una escena secundaria dentro de la temática principal. Entre sus amplia producción de obras como pintor de la Corte, destacan los retratos de personajes ilustres, cuadros de temas religiosos, otros de temática mitológica, pinturas históricas e incluso, paisajes.
Vieja friendo huevos, de Velázquez
El aguador de Sevilla, de Velázquez

El triunfo de Baco o "Los borrachos", de Velázquez
Cristo crucificado
Retrato de Inocencio X, de Velázquez
Retrato del Conde-Duque de Olivares, de Velázquez
Retrato ecuestre de Felipe IV, de Velázquez
La fábula de Aracne o "Las hilanderas", de Velázquez
Las meninas, de Velázquez

La villa Médici, de Velázquez

Otros grandes pintores barrocos españoles fueron: José de Ribera, seguidor de la escuela tenebrista de Caravaggio;  Francisco Zurbarán, autor de magníficos bodegones; y Bartolomé Esteban Murillo, con sus célebres vírgenes y sus escenas de niños humildes.

Martirio de San Andrés, de Ribera
Bodegón de caza y hortalizas, de Zurbarán
Inmaculada, de Murillo
Niños comiendo melón y uvas, de Murillo


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