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martes, 16 de noviembre de 2010

Arquitectura renacentista en España: el Plateresco.

El Plateresco, entendido como sinónimo de un estilo de la arquitectura española, se desarrolla desde los últimos años del siglo XV hasta el triunfo de la austeridad o el purismo clásicos hacia mitad del siglo XVI. Además el término sirve como sinónimo de una forma determinada de decoración, diferenciada y superpuesta a la arquitectura, en referencia a la labor desarrollada por los artesanos plateros u orfebres. En este sentido, el término podía ser igualmente aplicado a otras manifestaciones artísticas en donde la decoración, generalmente de inspiración italiana, se superpone a estructuras arquitectónicas no necesariamente clásicas como los retablos, las rejas y otro tipo de monumentos. De acuerdo a este criterio, basado únicamente en principios decorativos, se pueden considerar platerescas aquellas manifestaciones artísticas que, realizadas en las primeras décadas del siglo XVI, se caracterizan por la utilización de repertorios decorativos italianos en conjuntos donde persiste un espíritu gótico, entendido como negación de la idea de orden, armonía y proporción propios del Renacimiento clásico. Un claro ejemplo es esta portada del Convento de San Esteban en Salamanca.

Entra las obras maestras del Plateresco en Castilla destaca la fachada de la Universidad de Salamanca, fechada en torno a 1529-33. Sobre dos puertas gemelas se desarrolla, a modo de enorme bastidor, todo el programa iconográfico, como si de un retablo se tratara. La fachada está constituida por tres cuerpos sobrepuestos, separados por sus correspondientes frisos. El compartimiento inferior está dividido en cinco espacios, apreciándose en el central el retrato de los Reyes Católicos en un medallón. Los cuatro espacios restantes presentan una decoración vegetal, animal y humana. En la pilastra de la derecha, a la altura del primer cuerpo, se hallan tres calaveras, en una de las cuales encontramos la famosa rana. El segundo compartimiento también está dividido en cinco espacios: en el central, el blasón con las armas de  Carlos I. A la izquierda, el águila imperial bicéfala, y a la derecha, el águila de San Juan. En los medallones de los laterales encontramos, parece ser que a la izquierda Carlos I, mientras que el de la derecha sería interpretado comosu esposa Isabel de Portugal. El compartimiento superior es el que más problemas iconográficos presenta, mostrando un conglomerado de imágenes de figura bíblicas y mitológicas que son difíciles de identificar incluso para los expertos en iconografía.

En un momento posterior, se desarrolla un estilo arquitectónico más depurado, más clásico y semejante a los criterios estilísticos del Renacimiento italiano. Un ejemplo de ello lo encontramos en otra fachada, en esta caso la de la Universidad de Alcalá de Henares, obra de Rodrigo Gil de Hontañón en 1543.  Es uno de los ejemplos más armónicos y proporcionados de la arquitectura española del siglo XVI, compuesta por tres módulos: los laterales de dos cuerpos y el central de tres, rematado en galería y frontón triangular. El eje central se acentúa con una monumental portada de forma singular en la que se superponen los órdenes clásicos.

Escultura renancentista en España: Juan de Juni

Otra versión distinta de la concepción emocional de la imagen religiosa de Berruguete es la que nos trasmite la obra del escultor Juan de Juni (Joigny, Francia, 1506 – Valladolid, 1577).  Destaca su gusto por las figuras clásicas, reposadas, y su afición por las formas anatómicamente correctas le vinculan con ciertas fórmulas del clasicismo italiano y le relacionan con la etapa florentina de la obra de Miguel Ángel. De origen francés, aunque con una posible formación italiana a la vista de los valores reflejados en su producción. Su intensa actividad se desarrolló en varias ciudades castellanas como León, Medina de Rioseco y Salamanca, antes de establecerse en Valladolid hacia 1540, donde puso en marcha un taller que sirvió de escuela a numerosos escultores y en donde realizó lo más significativo de su producción, en rivalidad con Berruguete y su círculo de colaboradores.
Sus primeros trabajos como entallador en el convento de San Marcos de León pronto se vieron compensados con otros encargos de mayor entidad como la obra de la sillería del coro del mismo convento, realizada en colaboración con otros artistas estantes en la ciudad, donde Juni comienza a desprenderse del lenguaje decorativista del estilo plateresco para adoptar un sentido más clásico y monumental de la forma.Se aprecia también en obras posteriores como el San Mateo de la catedral de León. En 1537, el Almirante de Castilla le encargó dos grupos de terracota policromada para el convento de San Francisco de Medina de Rioseco dedicados al Martirio de San Sebastián.

Se instala a continuación en Valladolid, donde la confrontación con la escuela de Berruguete no tardó en plantearse con ocasión del encargo a Juni del Retablo de la Antigua, hoy en la catedral de Valladolid. El interés de este retablo radica principalmente en la definición de una nueva tipología para el género que desplaza, por su claridad de distribución y reducción de los elementos decorativos, las utilizadas en retablos anteriores caracterizadas por la multiplicación del número de historias y la abundancia de decoración.
Este fue el antecedente de otro más sencillo y monumental realizado por Juan de Juni para la capilla mayor de la catedral de El Burgo de Osma. Aquí, la escena de la Dormición de la Virgen.
A Juan de Juni se debe también la creación de grupos escultóricos y de imágenes sagradas de gran influencia en la escultura castellana como el Santo Entierro de Valladolid.

Igualmente se interesó por otros temas de carácter devocional que, como La Piedad de la colegiata de Medina del Campo, la Virgen Dolorosa de la iglesia de las Angustias de Valladolid o el Cristo crucifijado del convento de Santa Teresa de la misma ciudad, constituyen el punto de partida de una serie de modelos que por su carácter dramático, fuerza expresiva y desarrollo de recursos emocionales, en conjunto justifican su gran éxito y la influencia ejercida posteriormente en la imaginería barroca castellana.

Escultura renacentista en España: Alonso Berruguete

Alonso Berruguete (Paredes de Nava, Palencia, 1488 - Toledo 1561) fue uno de los miembros más importantes del círculo castellano y representante del Renacimiento en España, desarrolló su obra principalmente durante el reinado de Carlos V.
Su padre, Pedro Berruguete, le inicia en el arte de la pintura, aunque luego se decantara por la escultura. Viajó a Italia para estudiar las tendencias artísticas, por eso con sus creaciones facilitó la introducción de las formas renacentistas en la pintura en España. En Italia conoce la obra de Miguel Ángel, de Donatello, de Leonardo da Vinci, entre otros. El dramatismo de las imágenes que reproduce muestra su fuerte carácter. Su producción, dominada por la espiritualidad, esta cargada de efectismo y realismo. Aunque aprende de los grandes maestros italianos, no abandona la tradición castellana. Hacia 1518 regresa a Castilla y se establece en Valladolid, donde entra a trabajar en la corte de Carlos V, quien le encarga la decoración pictórica de la Capilla Real de Granada y el Sepulcro del Cardenal Talavera.


Años más tarde trabajó en el  Retablo de la Mejorada de Olmedo y el Retablo de San Benito en Valladolid, una de sus obras maestras que le sitúan como el mejor escultor de la escuela castellana.  Dentro del retablo destaca el grupo del Sacrificio de Isaac, en madera policromada, se trata de un singular exponente de la formulación de los conceptos manieristas aplicados a la escultura con fines devocionales. La gran expresividad de las figuras, sus formas y proporciones estilizadas, y los mecanismos emocionales enfatizados por el uso de la policromía, caracterizan la producción de Alonso de Berruguete donde se combinan, de forma dramática, las más refinadas licencias de manierismo con unas actitudes patéticas, consonantes con los valores más expresivos de la tradición goticista.

Otra de sus manifestaciones más significativas es el Retablo mayor del Colegio de los Irlandeses de Salamanca. En 1535 fue llamado por el arzobispo de Toledo para realizar la Sillería del lado de la Epístola de la catedral. En este trabajo contó con la ayuda de algunos discípulos. A la muerte del cardenal dejó la ciudad. Al final de sus días se retiró a un señoría que adquirió en Ventosa de la Cuesta (Valladolid).

Pintura renacentista en España: El Greco

EL GRECO (Doménicos Theotocópoulos, 1541 - 1614)
Pintor "español" aunque nacido en Creta, isla que en aquella época pertenecía a la República de Venecia. El Greco desarrolló su peculiar estilo y la mayor parte de su trayectoria artística en España. Se formó en su isla natal como pintor de iconos, antes de trasladarse a Venecia, donde conoció la obra de Tiziano y Tintoretto, artistas que, junto con Miguel Ángel, fueron los que más influyeron en su pintura.
A partir de 1570, tras una estancia de siete años en Roma, El Greco se trasladó a Toledo por invitación del canónigo Diego de Castilla, quien le encargó un retablo para la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Llevaba diez años en Toledo cuando Felipe II le encomendó una obra para el monasterio de El Escorial; pero El martirio de san Mauricio no gustó al soberano español, quien ya nunca volvió a contar con el artista.
Ello supuso una decepción enorme para El Greco, ya que aspiraba a convertirse en pintor de corte, pero no entorpeció su carrera, puesto que era ya un pintor solicitadísimo tanto por los aristócratas como por los eclesiásticos toledanos. No es de extrañar, por tanto, que su obra sea extraordinariamente fecunda aunque limitada a esta ciudad. 

Se conocen algunas de sus creaciones anteriores a su llegada a España, lo cual permite afirmar que El Greco creó su peculiar estilo después de su establecimiento en Toledo, seguramente influido por el fervoroso ambiente religioso de la ciudad. Sus figuras alargadas, pintadas con pincelada fluida, parecen criaturas inmateriales, carentes de solidez física e imbuidas de una intensa espiritualidad. A ello hay que añadir su paleta originalísima, de colores fríos, que consigue efectos sorprendentes con los rojos, los azules y en particular los blancos, de una rara intensidad y nitidez.
Aunque pintó sobre todo obras religiosas, se le deben también importantes retratos (Félix Paravicino, El caballero de la mano en el pecho) y algunos cuadros de temática diversa.


La obra más admirada de El Greco es El entierro del conde de Orgaz, por el hecho de que el artista se valió de este acontecimiento para dejar constancia del momento en que le tocó vivir; para ello, dividió el cuadro en dos planos, uno celestial en la parte superior y otro terrenal en la inferior, de tal modo que la obra es al mismo tiempo un cuadro religioso y un retrato de grupo.

El plano superior, el celestial, no se aparta de sus restantes obras religiosas y presenta idéntico hondo misticismo y parecida intensidad dramática; la novedad se encuentra en el plano terrenal, donde los principales personajes del Toledo de la época, incluidos el propio pintor y su hijo, aparecen reproducidos con absoluta fidelidad.

De su prolífica pintura religiosa cabe destacar El Expolio de Cristo, El Bautismo de Cristo, La Adoración de los pastores y diversos Apóstoles, en los que resulta admirable la expresividad de los rostros y los ademanes.
En los últimos años de su carrera el artista pintó dos celebrados Paisajes de Toledo y un cuadro mitológico, Laocoonte, que sorprende por su temática, inusual en la España del momento. Sobre un fondo de hermoso paisaje, las figuras de Laocoonte y sus hijos se retuercen en su lucha contra las serpientes y el artista se sirve hábilmente de sus contorsiones para dotar a la obra de una composición admirable.


Máximo exponente del manierismo pictórico en España, El Greco es también la primera figura de proyección universal de la pintura española y uno de los grandes genios de la historia del arte.

Arte renacentista en España: Palacio de Carlos V

Palacio de Carlos V

Carlos V, Rey de España y Emperador de Alemania, decidió edificar su Palacio Real en la Alhambra, después de la visita que realizó a Granada tras su boda en Sevilla con Isabel de Portugal en 1526. Su implantación, a pesar de su diseño y calidad formal, cambió la imagen del recinto, alterando su tejido interior y la conexión con la ciudad.
 
El Emperador decidió construir el Palacio al "estilo romano", probablemente influido por el propio Gobernador de la Alhambra y Capitán General de Granada, Luis Hurtado de Mendoza, cuya familia jugó un importante papel en la recepción de la cultura italiana en Castilla. Puede que el modelo del palacio fuese sugerido por Baldasare Castiglione, amigo de Rafael y de Giulio Romano.
El proyecto original se debe a Pedro Machuca, formado en el círculo artístico de Roma, siendo Papa León X. Dirigió las obras entre 1533 y 1550 (fecha de su muerte), dejando terminadas todas las fachadas excepto las portadas de poniente y mediodía. La continuación del proyecto, ya en el reinado de Felipe II, fue encomendada a Luis Machuca (hijo de Pedro), quien realizó el patio circular, pero las obras quedaron suspendidas  durante 15 años por la rebelión de los moriscos de Granada en 1568.
En 1619 se completa la columnata alta del patio y continúan las obras hasta su abandono en 1637, sin terminar la cubierta del edificio. El Palacio quedó inconcluso hasta que en 1923 Leopoldo Torres Balbás inició un programa de recuperación del mismo proyectándolo como un museo, el cual fue finalmente culminado por el arquitecto Francisco Prieto Moreno en 1958
En la elección estilística del Palacio hubo una firme voluntad de expresar una arquitectura "a lo romano", mediante la originalidad de la planta, un círculo inscrito en un cuadrado, y el uso del lenguaje  arquitectónico  del  pleno Renacimiento. Del diseño general de la planta cabe destacar el empleo complementario de la Capilla octogonal, figura geométrica que viene a ser una segunda estructura centralizada del Palacio, de gran prestigio en el Renacimiento.

Visión del Palacio dentro del conjunto de la Alhambra

Almohadillado rústico de influencia italiana

Patio interior, de planta circular y doble columnata

Fachada principal del Palacio


Arte renacentista en España: El Escorial

Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial

Este monumento, patrimonio de la humanidad, fue el centro político del imperio de Felipe II, donde organizó su palacio y biblioteca así como su panteón, el de sus padres, Carlos I e Isabel de Portugal, y el de sus familiares y sucesores, donde edificó una gran basílica y fundó un monasterio.

Fue levantado entre 1562 y 1584 según proyectos de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. Este último construyó también las dos Casas de Oficios, frente a la fachada norte del Monasterio, y su continuador, Francisco de Mora, la Casa de la Compaña.

En la basílica se conservan dos grandes cenotafios: el del fundador, Felipe II, y el de Carlos I, con sus respectivas familias, a uno y otro lado del altar mayor. El Panteón de Reyes ocupa una capilla circular situada debajo del presbiterio, decorada con mármoles y bronces dorados. Allí descansan los monarcas y las reinas madres de Rey, desde Carlos I hasta la actualidad, con las excepciones de Felipe V y Fernando VI, que reposan en sus respectivas fundaciones: La Granja de San Ildefonso, y las Salesas Reales en Madrid (Iglesia de Santa Bárbara). Los restos de las demás personas de la Familia Real se encuentran en el Panteón de Infantes.

El conjunto fue considerado, desde finales del s. XVIII, la Octava Maravilla del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su enorme valor simbólico. Su arquitectura marcó el final absoulto del plateresco renacentista y el triunfo del clasicismo desornamentado o purismo herreriano. Obra ingente, de gran monumentalidad, no sólo es un edificio de perfecta traza, sino también un enorme receptáculo de las demás artes. Tanto el Monasterio como las zonas de palacio que alberga El Escorial, fueron decorados por pintores y escultores españoles, italianos y flamencos llamados por Felipe II. De hecho, sus numerosas pinturas, esculturas, cantorales, pergaminos, ornamentos litúrgicos y demás objetos suntuarios, sacros y áulicos hacen que El Escorial sea también un museo.





martes, 9 de noviembre de 2010

Imágenes de Arte

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